El
42,8 por ciento de los argentinos con empleo o en
condiciones de trabajar tiene ingresos inferiores a los
335 pesos (115 dólares) mensuales, cifra insuficiente para
comprar los alimentos básicos, reveló hoy una encuesta.
Los datos fueron difundidos por la consultora Equis en
base a los números que maneja el Instituto Nacional de
Estadística y Censos (INDEC).
De acuerdo con el estudio, casi seis millones y medio de
personas perciben salarios por debajo de la canasta de
indigencia, es decir, que no les alcanza para adquirir las
provisiones para una familia tipo (un matrimonio con dos
hijos).
Equis precisó que el 40 por ciento de ese conglomerado de
trabajadores es jefe de hogar y responsable principal o
único de la manutención del núcleo familiar.
De las cifras se desprende, incluso, que con el ingreso de
dos personas esas familias no podrían superar la franja de
pobreza, valuada en 745 pesos (unos 257 dólares) por mes,
la cual, además de los alimentos, comprende ropa,
transporte y servicios básicos.
Ese universo de 6,4 millones de indigentes por retribución
está conformado por los desocupados que no reciben ningún
plan social, quienes trabajan a cambio de un plan y los
subempleados y empleados de bajos sueldos.
En 2004, las remuneraciones aumentaron tres puntos por
encima de la inflación, pero aún así, desde la
devaluación, la brecha entre los precios y los salarios
sigue siendo muy amplia.
Según el INDEC, a partir de enero de 2002, los precios de
los alimentos básicos crecieron un 80 por ciento, mientras
los haberes de quienes están en "negro" (fuera del régimen
legal laboral) treparon apenas un 16 por ciento.
Otro rubro que con la devaluación incrementó muy fuerte
sus costos fue el de indumentaria.
Los precios de la ropa y el calzado subieron un 87 por
ciento, lo cual contrasta con el 31,7 por ciento de
aumento de los salarios, sostuvo Equis.
Otro informe del Instituto para el Desarrollo Social
indicó este lunes que los argentinos podrían recuperar el
nivel de salario real que tenían en 1998 dentro de unos
siete años.
El mismo análisis pronosticó que para que los hogares
pobres con al menos un trabajador entre sus miembros
alcancen a comprar la canasta básica familiar, se
necesitarían por lo menos 20 años.