(IAR-Noticias)
14-Nov-05 Corresponsalía Clarín
La
derecha conservadora hegemonizada por el Partido Popular y la poderosa Iglesia
Católica han renovado su alianza contra el gobierno socialista y reiteran su
estrategia de grandes movilizaciones callejeras para deteriorar a Rodríguez
Zapatero y al PSOE.
Los
populares no han logrado hasta ahora aliarse con ninguna fuerza política y se
han quedado siempre solos cuando se han producido las batallas políticas más
importantes.
Por eso, la unión con la Iglesia adquiere una
importancia estratégica visiblemente peligrosa para el gobierno de Rodríguez
Zapatero.
Arrieros somos y en el camino nos encontraremos, sentencia el refrán castellano.
El Partido Popular no ha conseguido asimilar su catastrófica derrota del 14 de
marzo de 2004 y embiste contra el gobierno convencido de que no podrá sostenerse
los 4 años completos de la legislatura y tendrá que adelantar las elecciones
previstas para 2008.
No había transcurrido un año del gobierno
socialista cuando el PP ya pedía la convocatoria a nuevos comicios.
En el camino han encontrado a una Iglesia profundamente irritada por el
conflicto que mantiene con el gobierno socialista por la ley de matrimonio que
autoriza las bodas de homosexuales, la investigación con células madre y la ley
de educación, que recorta considerablemente el poder de las instituciones
católicas en la enseñanza.
La Iglesia clama contra la campaña laicista y se
siente perseguida por el gobierno, según lo dicho por algunos personajes
importantes de la Conferencia Episcopal.
Por eso, la Iglesia ha elegido olvidar que el Ejecutivo de José María Aznar —que
gobernó ocho años, cuatro con mayoría absoluta—, no derogó la ley del divorcio
ni la del aborto, que muchas entidades católicas, incluida la Santa Sede,
equiparan al infanticidio.
El objetivo común contra el gobierno socialista unió a la Iglesia y al Partido
Popular en una serie de movilizaciones callejeras que culminaron con la marcha
contra los matrimonios gay, justo un día antes de las cruciales elecciones
gallegas.
Esta escalada no impidió que los populares
perdieran su fortín político más emblemático, lo que terminó con la carrera
política de Manuel Fraga, fundador del partido.
Los socialistas contaron en todo este agitado proceso con el apoyo de los
españoles, según los sondeos. Pero la situación cambió bruscamente con el
proyecto de Estatuto catalán que ha sumido al gobierno de Rodríguez Zapatero en
la peor crisis desde que llegó al poder y ha dividido a los socialistas.
Los populares insisten en que está en juego la
unidad de España, una alternativa que niegan los socialistas.
Por primera vez, las encuestas hacen crecer a los populares y revelan un
creciente deterioro del gobierno y la figura de Rodríguez Zapatero. La
manifestación de ayer deja bien claro que los socialistas tendrán que luchar
contra un frente de derechas poderoso e implacable a la vez.
|