(IAR-Noticias)
17-Nov-05 AFP / ANSA / La Nación

El temor en Europa a un
posible "contagio" regional de los disturbios que comenzaron hace tres semanas
en las afueras de París se profundizó ayer, luego de que se revelara que grupos
de activistas y manifestantes antiglobalización franceses planean trasladarse a Barcelona.
Según informaron ayer medios españoles, la policía francesa advirtió que jóvenes
manifestantes franceses tienen la intención de viajar a esa ciudad del noroeste
de España durante la Cumbre Euromediterránea, que se celebrará dentro de dos
semanas, con el fin concreto de repetir los disturbios de Francia.
La Radio Cadena Ser de Madrid dijo que la policía francesa detectó una
convocatoria a viajar a Barcelona en e-mails y mensajes de texto enviados por
teléfonos celulares por los principales líderes activistas franceses.
"Traslademos a Barcelona la revuelta iniciada en Francia", dice uno de los
mensajes interceptados, según la emisora.
Los activistas del movimiento antiglobalización francés llegarían a la capital
catalana en los días previos a la Cumbre Euromediterránea, que se celebrará el
27 y 28 del actual. Esta posibilidad sembró la alarma en Barcelona, considerada
la capital del movimiento antiglobalización, pese a que especialistas afirman
que la presencia de dicho movimiento es mínima en los disturbios de Francia.
Aunque la noticia no fue confirmada por las autoridades locales, se informó que
unos 6000 policías serán desplegados para garantizar la seguridad durante la
cumbre.
Miles de autos fueron incendiados y miles de jóvenes que protestan por su
situación económica y social fueron detenidos en Francia en los últimos 20 días,
en el peor estallido de violencia en cuatro décadas en ese país.
Otra iglesia en llamas
Ayer, el país se conmocionó con un incendio -intencional, según la policía- en
una iglesia católica en Lyon. El fuego destruyó anteanoche una parte del altar y
del techo de la iglesia de San Juan de Ars, en Romans-sur-Isere, una ciudad de
33.000 habitantes en el sudeste del país. El templo está ubicado en un barrio
sensible, pero donde hasta ahora no se habían producido incidentes.
El presidente francés, Jacques Chirac, condenó ese "acto inaceptable" y
manifestó su "simpatía y solidaridad" hacia los fieles, además de reclamar
justicia "sobre esta agresión intolerable".
La comunidad musulmana también rechazó el ataque. El rector de la Gran Mezquita
de París, Dalil Boubakeur, y el presidente de la Federación Nacional de los
Musulmanes de Francia, Mohamed Bechari, dijeron en un comunicado: "Condenamos
muy vigorosamente este acto odioso y bajo, que atenta contra la dignidad del
culto".
Se trata del quinto atentado contra un edificio religioso -dos mezquitas y tres
templos católicos- desde el 27 de octubre, cuando comenzaron los disturbios.
De todos modos, la violencia en la periferia de las ciudades francesas continuó
ayer en disminución: en la vigésima noche de disturbios fueron quemados 163
automóviles y se detuvo a 50 personas, según cifras de la Dirección General de
la policía nacional, que calificó la situación de "casi normal".
Además, el número de localidades afectadas por los motines declinó a 79 -una
reducción considerable respecto de las 300 que sufrieron motines en el momento
más grave de la crisis- y no hubo enfrentamientos "importantes" entre las
fuerzas de policía y las personas involucradas en los desórdenes.
De todos modos, el Senado francés aprobó ayer la solicitud del gobierno para una
extensión de tres meses del estado de emergencia, que fue proclamado
inicialmente el 9 de noviembre.
En tanto, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, que calificó de "escoria" a
los protagonistas de las revueltas, defendió una "limpieza" de los barrios
empobrecidos y aspira a suceder a Chirac en 2007, salió fortalecido en su acción
de "mano dura", según otro sondeo publicado ayer. La encuesta de Ipsos-Le Point
reveló que casi siete de diez franceses (68%) apoyan a Sarkozy en el modo de
afrontar la crisis, por encima del premier Dominique de Villepin (62%) y de
Chirac (54%).
Sarkozy, al igual que el ministro de Trabajo, Gerard Larcher (ver aparte),
atribuyó los disturbios a la "poligamia y la aculturación de algunas familias",
en clara alusión a la inmigración musulmana o magrebí.
|