(IAR-Noticias)
23-Nov-05
EFE
La
Iglesia, en el más profundo respeto de la persona, no puede admitir en los
seminarios ni al sacerdocio a aquellos que practican la homosexualidad,
presentan tendencias homosexuales profundamente radicadas o apoyan la "cultura
gay".
Así se afirma en el
documento aprobado por el papa Benedicto XVI el 31 de agosto de 2005 y preparado
por la Congregación para la Educación Católica, del que se viene hablando en los
últimos meses y se asegura será presentado el próximo 29 de noviembre y que fue
desvelado hoy por la agencia católica Adista.
Se trata de una "Instrucción",
titulada "Sobre los criterios de discernimiento vocacional de las personas con
tendencias homosexuales en vista a su admisión al seminario y a las Ordenes
Sagradas", de cinco páginas, divididas en tres capítulos, firmada por el
prefecto de la congregación, el cardenal Zenon Grocholennwski, el pasado 4 de
noviembre, una vez dado el Papa el visto bueno.
El primer capítulo se denomina
"Madurez afectiva y paternidad espiritual" y tras recordar que el sacerdote
representa sacramentalmente a Cristo y que debe entregarse al servicio de la
iglesia y de la caridad pastoral añade que por ello el candidato a sacerdote
"debe alcanzar la madurez afectiva, que le haga mantener una correcta relación
con hombres y mujeres".
El segundo trata sobre la
"homosexualidad y el ministerio ordenado" y precisa la distinción que hace el
Catecismo entre el los actos homosexuales y las tendencias homosexuales.
Respecto a los actos, señala que las
Sagradas Escrituras los presentan como pecados graves y la tradición los
considera intrínsecamente inmorales y contrarios a la ley natural. "Por ello no
pueden ser aprobados en caso alguno".
Sobre las tendencias homosexuales
"profundamente radicadas que se manifiestan en un cierto número de hombres y
mujeres", el texto recuerda que son considerados "desordenadas" y que esas
personas tienen que ser acogidas con respeto y delicadeza y no ser objeto de
"injusta discriminación".
"A la luz de esas enseñanzas, se
retiene necesario afirmar que la Iglesia, en el más profundo respeto de esas
personas, no puede admitir al seminario y a las Ordenes Sagradas a aquellos que
practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente
radicadas y apoyan la llamada cultura gay", afirma el documento.
La instrucción añade que "esas
personas se encuentran en una situación que obstaculiza gravemente una correcta
relación con hombres y mujeres".
Si se tratase por el contrario de
tendencias homosexuales que sólo son la expresión de un problema transitorio,
como por ejemplo una adolescencia inacabada, esas tendencias deben haber sido
superados "por lo menos tres años antes de la ordenación diaconal", agrega el
texto.
El último punto es el "discernimiento
de la idoneidad de los candidatos" y a este respecto precisa que la vocación es
un don de la gracia divina y que el solo deseo de ser sacerdote "no es
suficiente" y que "no existe un derecho a recibir la Ordenación".
Compete a la Iglesia, señala el
documento, discernir la idoneidad de los que quieren entrar en el seminario y de
llamar a las ordenes sagradas a los que crea en posesión de las cualidades
pedidas.
Para admitir a un candidato al
seminario, la Iglesia -precisa la Instrucción- debe verificar la madurez
efectiva y tener un juicio moralmente cierto sobre sus cualidades.
En caso de duda -resalta el texto- no
se debe admitir a la Ordenación al aspirante.
En los coloquios con el candidato, el
director espiritual debe recordarles la exigencia de la castidad sacerdotal y
también tener en cuenta, entre otras, que no presente "problemas sexuales
incompatibles con el sacerdocio".
"Si fuera así, el director espiritual
y el confesor tienen el deber de disuadirle de proceder a la Ordenación. Sería
gravemente deshonesto que el candidato ocultase su propia homosexualidad para
acceder a pesar de todo a la Ordenación", resalta el documento.
Este documento se espera desde hace
tiempo y antes de conocerse ya ha suscitado malestar entre algunos católicos de
EEUU, país afectado por casos de curas pederastas, que temen que pueda llevar a
sacerdote con tendencias homosexuales a abandonar el Orden a pesar de observar
escrupulosamente el celibato.
Otros grupos sin embargo aseguran que
era necesario, ya que impedirá a que homosexuales esconder "bajo la sotana" sus
tendencias y dar rienda suelta a las mismas.
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