(IAR-Noticias)
02-Dic-05
El vigilante de prisiones arrestado manejaba cantidades de
dinero de origen desconocido, supuestamente para actividades
propagandistas de captación .
Por Juan P. Quiñonero ABC, España
El Ministerio de Interior
francés se inquieta por la propagación del Islam radical en
las prisiones, cuando las estadísticas policiales sugieren que
el 60 o el 70 por ciento de los delincuentes oficialmente
fichados como tales tienen apellidos mayoritariamente
magrebíes y africanos. Dos de los seis islamistas detenidos el
pasado martes en Bourges (Cher), Tours (Indre-et-Loire) y
Saint-Malo (Ille-et-Vilaine) eran capellanes musulmanes
consagrados a predicar su religión entre los reclusos de
varias cárceles. Y un tercero era vigilante de prisión y
facilitaba la difusión de propaganda radical entre los
reclusos de distinta confesión religiosa.
Todos los detenidos frecuentaban mezquitas situadas en las
inmediaciones de centros penitenciarios y participaban en
actividades religioso-militantes de diversa naturaleza.En los
últimos treinta meses fueron detenidos y encarcelados 370
islamistas radicales. Y diecinueve predicadores islamistas han
sido expulsados de Francia en los últimos nueve meses. Se
trata de proporciones relativamente altas de activismo
proselitista.
Entre los detenidos de Bourges, el guardián de prisión
manejaba cantidades de dinero importantes, de origen
desconocido, utilizadas presuntamente para financiar
actividades propagandistas de temible eficacia: desde hace
meses, se han sucedido las detenciones de jóvenes franceses de
religión musulmana que habían participado en cursillos de
formación islámica en Bosnia, Afganistán o Pakistán y volvían
a la patria dispuestos a propagar su fe.
Crece a buen ritmo
El Islam es la segunda religión de Francia, y el Ministerio de
Interior está en contacto oficial permanente con las diversas
organizaciones representativas de los musulmanes franceses.
Sin embargo, el islam radical prolifera en centros de culto y
mezquitas que escapan con frecuencia al control directo o
indirecto de la jerarquía religiosa.
En su día, el Gobierno francés aceptó el nombramiento de
capellanes musulmanes, con el fin de intentar controlar a los
predicadores más activos, en contacto directo con reclusos,
policías y funcionarios. La detención de religiosos,
sospechosos de predicar el islam radical entre los reclusos,
abre un nuevo foco de incertidumbre, ya que las cárceles son
un vivero muy propicio para la propagación de ideas
extremistas.
Oficialmente, la jerarquía religiosa musulmana condena e
intenta controlar las ideas que pudieran ir más allá de una
doctrina de integración y diálogo. Pero, en verdad, ni la
Policía ni la jerarquía religiosa musulmana pueden poner coto
a la difusión de ideas radicales o subversivas, cuando la
difusión del islam continúa creciendo a buen ritmo, a través
de las sensibilidades menos ortodoxas.
Las nuevas medidas antiterroristas ofrecen a la Policía un
impresionante aparato represivo: videovigilancia, control de
correo electrónico... Sin embargo, las nuevas detenciones
ponen de manifiesto que la difusión de ideas islamistas
radicales prolifera de manera difícilmente controlable, en
unos círculos sociales, religiosos y carcelarios donde no
siempre es fácil conseguir información sólida.
Según varias fuentes policiales, los religiosos detenidos
practicaban un «sectarismo agresivo» dentro y fuera de las
prisiones que frecuentaban oficialmente. Y las importantes
sumas de dinero que circulaban por las cuentas personales de
algunos de ellos tenían un origen perfectamente legal, con
destino mucho menos claro.
La división nacional antiterrorista, dependiente de la
dirección central de la Policía Judicial, sospecha que las
prisiones se están convirtiendo en un centro privilegiado de
reclutamiento de islamistas radicales. Y teme que se trate de
una evolución de fondo, de imprevisible futuro.
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