(IAR-Noticias)
10-Dic-05
El
jefe del servicio de inteligencia extranjera de Rusia, Sergei
Lebedev, señaló el jueves que espías extranjeros están usando
a las ONG como frente para
encubrir sus actividades.
Lebedev
dijo que era necesario imponer una mayor regulación al
sector de las ONG para resguardar la seguridad del
Estado.
Los comentarios se producen en momentos en que el
parlamento ruso, la Duma, se prepara para debatir un
proyecto de ley que aumentaría el control estatal sobre
los organismos no gubernamentales.
El proyecto de ley ha
sido duramente criticado en distintas partes el mundo, y unas
1.300 ONG publicaron una declaración advirtiendo que apunta
particularmente contra las organizaciones de derechos humanos.
Los propulsores del proyecto afirman que busca prevenir el lavado
de dinero.
Por su parte el presidente ruso, Vladimir Putin, ha dicho que su
país no tolerará a las ONG políticamente activas que reciben
dinero del exterior.
Según la corresponsal de la BBC en Moscú, el gobierno ruso teme que
estas organizaciones ayuden a fomentar una revolución semejante a
la que ocurrió en Ucrania el año pasado.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, expresó
su preocupación por el tema durante su visita a Ucrania el
miércoles.
El contraespionaje ruso frustró este año la actividad de 20
espías extranjeros profesionales y de 65 personas vinculadas con
los servicios secretos de otros países.
Así lo reveló el director del Servicio Federal de Seguridad de Rusia
(FSB, ex KGB), Nikolái Pátrushev, al denunciar en una entrevista a
la agencia Interfax "la creciente actividad de los servicios de
espionaje extranjeros" en Rusia.
Pátrushev dijo que tres de los 20 espías extranjeros descubiertos
por sus agentes fueron capturados "in fraganti", y que entre
las 65 personas implicadas en actividades ilícitas para los
servicios de inteligencia de otros países figuran cuatro ciudadanos
rusos.
"Aunque los órganos de seguridad dedican ingentes esfuerzos al
combate contra el terrorismo internacional, la lucha contra la
actividad de los servicios de espionaje extranjeros sigue siendo una
de nuestras tareas prioritarias", señaló del director del FSB.
El
marco
de disputa de Estados Unidos y Rusia por áreas de influencia en los ex
enclaves soviéticos vincula las recientes revueltas en
Kirguizistán y Uzbekistán con los últimos cambios políticos en
Georgia, Ucrania y Moldavia.
La guerra por el
control del petróleo en la región, los intereses que subyacen detrás de las
redes de la droga y el tráfico de armas
infiltradas por la CIA y los servicios secretos rusos,
así como las disputas estratégicas
entre Rusia y Estados Unidos
por áreas de influencia, son factores esenciales que
cuentan en las "revueltas
populares" que hasta ahora -salvo
Uzbekistán- han terminado con gobiernos pro-Washington en la región.
En junio pasado, en
una exposición ante el parlamento,
Pátrushev
afirmó que el servicio secreto ruso dispone de los datos que confirman que
algunas organizaciones extranjeras no gubernamentales están preparando nuevas
"revoluciones de terciopelo" en el espacio postsoviético.
Entre las organizaciones no gubernamentales a las
que utilizan los servicios secretos "extranjeros" mencionó el Cuerpo de Paz
de EE UU, la Medialuna Roja saudí y algunas organizaciones de Kuwait.
"En
Occidente determinadas fuerzas, agarrándose a los estereotipos de la "guerra
fría", están promoviendo la política de estándares dobles respecto a Rusia
en el intento de debilitar sus posiciones en el espacio de la antigua URSS",
afirmó Patrushev y agregó que lo confirman los sucesos en Ucrania, Georgia y en
otros países.
En opinión de expertos occidentales y
rusos las llamadas "revoluciones de terciopelo" de Georgia, Kirguistán y
Ucrania no fueron tales sino movimientos golpistas "democráticos"
orientados a sustituir gobiernos fieles a Moscú por otros que respondieran a los
intereses de Washington.
Con políticos
que responden incondicionalmente a las directrices
de la Casa Blanca, como es el caso de Viktor Yushchenco en Ucrania, cuya
campaña fue organizada y financiada por el Departamento de Estado, a través de
su esposa, quien fuera secretaria de George Bush padre.
|