(IAR-Noticias)
24-Nov-05
AFP

Diecinueve iraquíes murieron en
un atentado suicida perpetrado el martes al anochecer en Kirkuk y otros siete el
miércoles en Bagdad, mientras la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice,
decía que las condiciones para una reducción de sus tropas pueden darse
"bastante pronto".
"Diecinueve
personas murieron, 26 resultaron heridas y tres están en la lista de
desaparecidos", declaró a la AFP el doctor Nihad Omar Walid, del Hospital
General de Kirkuk (a 250 km al norte de Bagdad).
El anterior balance, suministrado por
una fuente policial, señalaba 16 muertos y 28 heridos. Según una fuente del
ministerio del Interior, en dicho atentado hubo cuatro policías muertos y cinco
heridos.
El kamikaze lanzó su coche bomba contra los curiosos y los policías que se
habían congregado en la calle Bagdad después del estallido de un artefacto
explosivo y del asesinato de policía por disparos de desconocidos.
En esa calle también había numerosos
iraquíes que hacían sus compras antes de regresar a sus hogares.
En Bagdad, el jeque suní Fadel Sarhid Ali y sus cuatro hijos fueron asesinados
por desconocidos que llevaban uniformes de la guardia nacional, un cuerpo del
ejército, según esta fuente.
Los atacantes irrumpieron en su
domicilio, en Al Huriyya, un barrio del sur de Bagdad, alrededor de las 04h00
(las 02h00 en la España peninsular), y se dieron a la fuga después de
asesinarlos.
"El presidente ha dicho que tan pronto como las fuerzas iraquíes están listas,
queremos ver una reducción de nuestras propias fuerzas, y creo que esos días van
a llegar bastante pronto cuando los iraquíes sean más capaces de llevar a cabo
las funciones que aseguren su propio futuro", dijo Rice en una entrevista con la
cadena Fox.
Unos 159.000 soldados estadounidenses están actualmente desplegados en Irak de
cara a las elecciones del 15 de diciembre, de las que se espera surja el primer
gobierno permanente democráticamente elegido desde la caída del régimen de Sadam
Hussein en abril de 2003.
Una vez pasadas las elecciones, el
número de tropas de Estados Unidos se reducirían a 138.000 hombres, considerado
por funcionarios.
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