(IAR-Noticias)
01-Dic-05
Agencias

Rebedes iraquíes atacaron el jueves
una base estadounidense y un edificio del Gobierno en Ramadi, al oeste de
Bagdad, con ráfagas de mortero y cohetes, y después se apoderaron de varias
calles del centro. La muerte de de tres marines eleva a 1.100 las bajas
norteamericanas.
Aproximadamente
400 hombres enmascarados y fuertemente armados patrullaban las principales vías
de la ciudad, que ha sido desde hace tiempo centro de la actividad de la
insurgencia, y habían establecido puestos de control en los principales
puntos de entrada y salida de la ciudad, informó la agencia Reuters.
En toda la localidad se distribuyeron y colocaron panfletos en las paredes
declarando que la rama de Al Qaeda en Irak, el grupo encabezado por el activista
jordano Abu Musab al Zarqawi, tenía bajo su control a la ciudad.
"Se han hecho con el control de las principales ciudades y de otras secciones de
Ramadi", señaló un periodista que trabaja para Reuters. "He visto
aproximadamente 400 hombres armados controlando las calles, algunas de las
cuales estaban controladas antes por los americanos", dijo.
El asalto comenzó el jueves con ataques de morteros y cohetes contra una
base estadounidense en el centro de la ciudad y contra un edificio del gobierno
provincial cercano. Ramadi es la capital de la provincia de Anbar, corazón de la
insurgencia.
"Al Qaeda en Irak está controlando Ramadi", dijo uno de los folletos. "Sus
seguidores quemarán a los americanos y les harán volver a sus casas por la
fuerza. Irak será la tumba de los americanos y sus aliados", añadió.
El Ejército estadounidense no respondió de inmediato a la petición de
información sobre la situación.
Los habitantes dijeron que no había presencia de fuerzas estadounidenses en las
calles. El Ejército estadounidense tiene una guarnición fortificada en Ramadi,
y habitualmente se aventura a patrullar y hacer otras operaciones. Las fuerzas
iraquíes también tienen tropas en la localidad.
Ramadi ha sido desde hace algún tiempo foco de la actividad rebelde en Irak.
Después
de que las tropas estadounidenses invadieran Faluya en una ofensiva masiva en
noviembre de 2004, muchos guerrilleros huyeron hacia el oeste, a Ramadi, que
está a 60 kilómetros de Faluya.
Mueren tres marines de EEUU
Tres
militares estadounidenses murieron en las últimas horas en Irak, lo que eleva
a 2.100 las pérdidas en las filas de EEUU, pero su presidente, George W.
Bush, se niega a establecer un calendario para una retirada de sus tropas, según
la agencia AFP.
Un Marine perdió la vida en combate y otro en un accidente de tráfico en el
sector de Faluya, un bastión sunita a 50 kilómetros al oeste de Bagdad que fue
pacificado por la fuerza durante una ofensiva estadounidense-iraquí en 2004,
mientras que en el norte de Bagdad murió un soldado por las heridas de bala que
había sufrido, señalaron dos comunicados militares.
El miércoles, en un discurso muy esperado, Bush eludió pronunciarse sobre una
fecha para la retirada de sus fuerzas de Irak.
Esquivó la cuestión pese a que una conferencia de reconciliación iraquí exigirá,
a principios de 2006, un calendario concreto y a que, según los sondeos, la
mayoría de los estadounidenses quieren el regreso a casa de sus soldados.
En un discurso pronunciado en la Academia Naval de Annapolis, el presidente
afirmó que el número de militares dependerá de la capacidad de las fuerzas
iraquíes para controlar el país e insistió en que no serán los políticos de
Washington quienes fijen el calendario.
Bush dijo que lo único que aceptará es "una victoria total" y que la
misión concluirá "cuando las fuerzas de seguridad iraquíes puedan garantizar la
seguridad" e Irak deje de ser un "refugio para los terroristas que preparan
nuevos atentados".
Lejos de estos debates políticos en Washington, los altos mandos militares
estadounidenses estiman que las fuerzas iraquíes deben superar numerosos
desafíos y obstáculos para ser autónomas.
"No creo que de aquí a finales de 2006, demos una palmadita en la espalda de los
iraquíes y partamos corriendo", declaró a AFP el general estadounidense Martin
Dempsey, encargado del entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes.
El general Dempsey recalcó que 33 batallones de iraquíes ya controlan sus
propios "espacios de combate", en los que los estadounidenses solamente
intervienen en caso de necesidad, pero quedan pendientes otros temas "de
logística, de comunicación y de gestión de personal".
También mencionó el problema de la jerarquía intermedia entre los oficiales, que
el Gobierno iraquí intenta remediar llamando a los oficiales del ejército del
depuesto presidente Sadam Husein.
Las fuerzas iraquíes también deben ganarse la confianza de la población y
para conseguirlo han de poner fin a los abusos y erradicar las milicias que
constituyen un desafío a su autoridad.
Finalmente, y cuando casi ha transcurrido una semana desde la desaparición de
cinco ciudadanos occidentales en Irak, se desconoce si las autoridades
han entablado negociaciones con los secuestradores.
|