(IAR-Noticias)
05-Dic-05

"EEUU, sobre todo a través de la CIA, tiene un largo historial de
complicidad en operaciones genocidas, desde la Indonesia de Suharto, pasando por
la operación 'Phoenix' en Vietnam, a las que se desarrollan actualmente en
Colombia.
Por Max Fuller - Global
Research / IraqSolidaridad
En estos momentos, las masivas
detenciones que se llevan a cabo en Iraq y las matanzas que les siguen tienen el
sello de aquellas operaciones. Por analogía, se puede adivinar razonablemente
que el baño de sangre de víctimas incluirá a cualquiera que se oponga a la
hegemonía de EEUU [...].
Con estos precedentes, ha llegado el
momento de plantearse las preguntas difíciles sobre el papel que desempeñaban
los dos miembros del SAS (Fuerzas Especiales Británicas) detenidos con un coche
cargado de explosivos y acusados por las autoridades iraquíes de preparar un
atentado contra una conmemoración religiosa chií."
Durante las dos últimas semanas, la Administración estadounidense se ha visto
zarandeado por la revelación de haber usado fósforo blanco en Faluya y por el
descubrimiento de que el gobierno al que ha ayudado a tomar el poder tiene
centros secretos de detención en los que se somete a los prisioneros a graves
maltratos.
El sábado 13 de noviembre, se descubrieron las instalaciones [de detención] de
Yadriya, un distrito de Bagdad, cuando soldados estadounidenses entraron en un
edificio del ministerio del Interior en busca de un joven de 15 años
desaparecido. Lo que descubrieron era un cámara de los horrores: más de 170
detenidos en un fétido búnker subterráneo lleno a rebosar. Estaban medio muertos
de hambre y muchos de ellos habían sido golpeados duramente. Se encontraron
instrumentos de tortura en un falso techo y en los informes se indicó que a
algunos prisioneros se les había arrancado la piel [1].
Como era previsible, la embajada de EEUU emitió una declaración en la que se
denunciaban los hechos y se insistía en que la tortura es inaceptable, mientras
que el primer ministro iraquí, Ibrahim al-Yafaari, anunciaba que habría una
investigación, y Husein Kamal, subsecretario del ministerio del Interior,
quitaba importancia al asunto. Semejantes negativas no convencieron a los
enérgicos medios de información occidentales que, de inmediato,
responsabilizaron a las formaciones chiíes, predominantes en el gobierno, en
especial en el ministerio del Interior.
Ciertos informes se hacían eco de los
rumores de que las instalaciones las había utilizado la organización Brigadas
Badr, brazo armado del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq [2].
Para la mayoría de los periodistas occidentales, el incidente era otro ejemplo
de lo que denuncian constituye una ola de violencia sectaria que se extiende por
Iraq.
Lo que los medios occidentales hasta ahora no han desvelado es que un hecho
sorprendentemente similar se había producido justo antes de la toma de poder
nominal del gobierno interino de Iyad Allawi. El 29 de junio de 2004, la policía
militar de la Guardia Nacional de Oregón, asaltó el mimo complejo del ministerio
del Interior para rescatar a docenas de detenidos que, comprobaron, habían sido
torturados.
De la misma manera que en Yadriya, a
las víctimas se les había privado de comida y se les había golpeado de forma
salvaje. Se descubrió a más docenas de prisioneros en cobertizos junto a los
instrumentos de tortura. Algunos de ellos estaban en situación crítica y los
guardias tuvieron que proporcionales ayuda médica de urgencia.
Lo más impactante es que, cuando los guardias pidieron ayuda por radio,
oficiales estadounidenses de alto rango les ordenaron que se retiraran. Tras
tensas horas de negociación, los guardias se fueron de mala gana y dejaron a los
prisioneros con sus torturadores.
Conocimiento de los hechos
El incidente pone de manifiesto dos muy asuntos importantes. En primer lugar, el
último descubrimiento no es noticia para las autoridades estadounidenses que
eran conscientes de los graves maltratos que tenían lugar en las instalaciones
del ministerio desde hacía más de un año y no hicieron nada para impedirlo.
En segundo, tales maltratos no pueden
simplemente atribuirse al control de los chiíes en el ministerio del Interior.
En efecto, muchos de los puestos más importantes del ministerio continúan
ocupados por antiguos miembros del Baas, incluidos algunos de los que se han
asociado más estrechamente con la represión de la rebelión chií al final de la
Guerra del Golfo [de 1991].
La práctica de la tortura en las dependencias del ministerio del Interior es, en
muchos sentidos, como la punta del iceberg. Durante el último año, centenares de
cadáveres -aparentemente, víctimas de ejecuciones extrajudiciales- han venido
apareciendo en todo Iraq, y en especial en Bagdad. En general, las víctimas
estaban atadas y con los ojos vendados y se las había despachado con tiros en la
cabeza y el pecho. En muchos de ellos aparecieron señales de tortura.
La única investigación seria llevada a cabo en el interior del país fue la
realizada por el periodista iraquí, Yaser Salihee, quien llamó la atención sobre
los centenares de victimas de ejecuciones que pasaban por la morgue de Bagdad y
destacó el hecho de que en muchos casos se sabía que habían sido arrestados por
pistoleros con uniforme de policía, con equipos muy caros, incluso vehículos,
armas y radios sofisticadas. Su último artículo se publicó el 27 de junio, tres
día después de su propio asesinato a manos de un francotirador estadounidense,
pero sus alegaciones repetían las de los grupos sunníes que habían acusado al
gobierno de terrorismo de Estado.
La mayor parte de las acusaciones concretas se centraban en una unidad,
denominada Brigada Lobo, dependiente de los comandos especiales de policía del
ministerio del Interior. Esta unidad, constituida en otoño del año pasado,
desarrolló su operación principal en Mosul en noviembre de 2004, en lo que
parece haber sido un grave enfrentamiento con los combatientes de la
resistencia. Docenas de cadáveres comenzaron a aparecer en las calles mientras
los comandos realizaban un barrido de la ciudad.
Más recientemente, en julio, la Brigada Lobo se sabe que fue responsable de un
incidente en el que se secuestró a 11 albañiles de un hospital de Bagdad, se les
colocó en la parte trasera de un vehículo de la policía dejándoles durante 16
horas que se achicharraran al sol. Diez de ellos murieron y los médicos que
hicieron la autopsia llegaron a la conclusión de que las víctimas habían sufrido
torturas, entre ellas descargas eléctricas.
Escuadrones de la muerte
Si bien en la actualidad se reconocen las matanzas al estilo de los escuadrones
de la muerte, se las atribuye casi siempre al comportamiento de milicias chiíes,
quizás bajo el control del ministerio del Interior. Incluso a la Brigada Lobo se
la relaciona con la violencia sectaria, pero la realidad es que los comandos
especiales de Policía se componen también de antiguos miembros de las fuerzas
especiales y de personal de la Guardia Republicana y fueron creados por antiguos
miembros del Partido Baaz, con una larga historia de complicidades con la CIA,
bajo la supervisión de expertos estadounidenses en contrainsurgencia [3].
Uno de estos consejeros fue el mismo
James Steele, quien estuvo al mando de la misión militar de EEUU en El Salvador
en los momentos álgidos de la indecible guerra sucia que tuvo lugar en el país.
Allí, Steele fue el responsable de la creación de los escuadrones de elite que
ocasionaron la mayor parte de las víctimas civiles del ejército [4].
Otro de ellos, fue Steven Casteel, el consejero principal estadounidense del
ministerio del Interior y el mismo que negoció con éxito la retirada de la
Guardia Nacional de Oregón. Parte de su experiencia la adquirió en Colombia
donde se vio envuelto en las operaciones Centra Spike, las operaciones en las
que se recopiló una lista de los colaboradores del barón de la coca, Pablo
Escobar, a quienes asesinó el escuadrón de la muerte Los Pepes. Los Pepes
constituyen en la actualidad el núcleo central del mortífero la organización
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
EEUU, sobre todo a través de la CIA, tiene un largo historial de complicidad en
operaciones genocidas, desde la Indonesia de Suharto, pasando por la operación
Phoenix en Vietnam, a las que se desarrollan actualmente en Colombia. En estos
momentos, las masivas detenciones que se llevan a cabo en Iraq y las matanzas
que les siguen tienen el sello de aquellas operaciones.
Por analogía, se puede adivinar
razonablemente que el baño de sangre de víctimas incluirá a cualquiera que se
oponga a la hegemonía de Estados Unidos, como los centenares de profesores y
académicos ya asesinados [5] y la basura humana producida por los "duros
interrogatorios". Una remota posibilidad es que los sunníes iraquíes se inmolen
como parte de una estrategia para fomentar las luchas sectarias con el fin de
llegar a la balcanización de Iraq.
Con estos precedentes, ha llegado el
momento de plantearse las preguntas difíciles sobre el papel que desempeñaban
los dos miembros del SAS (Fuerzas Especiales Británicas) detenidos con un coche
cargado de explosivos y acusados por las autoridades iraquíes de preparar un
atentado contra una conmemoración religiosa chií [6].
De acuerdo con The Guardian, un antiguo preso del ministerio del Interior
afirmaba que los detenido suplicaban que se les trasladaran a Abu Ghraib, lo que
no quiere decir que se elogie el trato que EEUU aplica a los prisioneros, sino
que pone de manifiesto el hecho de que la mayoría de los más execrables crímenes
se encargan a sus testaferros.
En relación a El Salvador, Chomsky
señaló que para los paramilitares respaldados por EEUU no era suficiente con
asesinar a alguien sino que había que decapitarlo y exhibir su cabeza en un
estaca. Algo parecido ocurre en Iraq: las víctimas de los escuadrones de la
muerte entrenados por EEEUU no sólo son humilladas: se les saca los ojos, se les
quita la piel y se les agujerea las rodillas con taladros eléctricos [7].
Notas de IraqSolidaridad:
1. Según informaron telefónicamente desde Bagdad a
la CEOSI fuentes iraquíes, el mismo ministro del Interior iraquí, Bayan Jabr,
disponía de despacho propio y era asiduo al centro de detención denunciado como
lugar de tortura de presos iraquíes y presentado como clandestino por el
gobierno del primer ministro al-Yafaari. Los testimonios de numerosos detenidos
en el centro, posteriormente ex carcelados, recogidos por organizaciones de
derechos humanos iraquíes, confirman la presencia habitual del ministro en el
inmueble, situado en las proximidades del hotel Babel, en la capital. Las tropas
estadounidenses visitan frecuentemente el centro.
2. Ya formalmente disueltas como milicia, han nutrido las nuevas fuerzas de
seguridad iraquíes.
3. Las primeras víctimas de los escuadrones de la muerte fueron cuadros del
Partido Baaz, principalmente en las provincias del sur. Cuando la delegación de
la CEOSI visitó Iraq en abril pasado, una lista de decenas de iraquíes contarios
a la ocupación que debían ser asesinados fue mostrada al grupo. La lista había
sido filtrada desde el ministerio del Interior.
4. Sobre la denominada "Opción salvadoreña", véase en IraqSolidaridad: "Opción
El Salvador" para Iraq - El Pentágono estudia enviar fuerzas especiales para la
creación de Escuadrones de la muerte iraquíes
5. Véase en IraqSolidaridad: Una guerra encubierta para borrar la cultura y el
futuro de los iraquíes: Lista de profesores universitarios asesinados en Iraq
durante el período de ocupación
6. Véase en IraqSolidaridad: Noticias breves 2004-2005
7. Para más información sobre el papel de los escuadrones de la muerte en Iraq y
la falta de información de los medios sobre el asunto, véanse los artículos de
Max Fuller publicados al respecto en la web Global Research.
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