Impresionante
lo
E! Entertainment. Se nota que eso es el primer mundo.
Siempre un paso más allá. De tan avanzados que son, de tan
“paso adelante” que siempre dan, un día se van a caer del
mundo y se darán de bruces con las tortugas que, como todo
el mundo sabe, sostienen el planeta.
Pero allá ellos. La cosa es
que empezó el juicio contra Michael Jackson y las cámaras de TV tienen la
entrada prohibida. Cosa más absurda. ¿Qué sentido tiene contar con semejante
escandalete si éste no puede ser televisado? ¿Para qué existe?
Menos mal que, como decíamos, ellos están en todo y entonces le encontraron la
vuelta al asunto y montaron un espectacular malabar televisivo que podría
sintetizarse más o menos -y rústicamente- así: ah, ¿así que no podemos
filmarlo?, somos locos y filmamos lo mismo; montamos un simulacro y listo; vamos
día a día representando lo que va ocurriendo en tribunales puertas adentro y
chau, tenemos nuestro propio jucio.
Pero no cualquier juicio,
no una parodia cualquiera sino un proceso que será una réplica fiel del litigio
original.
Ojo, que estamos hablando de una representación en serio, eh; una parodia con
acusado, denunciantes, jueces, fiscales y todo, cada uno de ellos reproduciendo
el minuto a minuto del juicio verdadero. Es la bomba. Tenemos a
Michael , tenemos a los hermanitos, tenemos las actas, tenemos las pruebas
que se van presentando, los argumentos, el
who is who... ¡tenemos todo!
El juicio de E!, que puede verse cada noche a las 21:30 (va en inglés), está
terriblemente bien actuado, es totalmente
verosímil (suponiendo que esto sea una virtud) y encima se ofrece en formato
abierto: quien no entienda algún detalle legal o tenga alguna duda, puede enviar
sus preguntas
a los expertos; es posible que éstos las contesten al aire (no al voleo,
sino en el programa).
Con tamaño material frente a nuestros ojos, la pregunta es: ¿hace falta más?
¿Importa en verdad que no se trate “realmente” del juicio? Pensemos que, en un
punto y a esta altura, puestos a tener que ver a Michael ya da prácticamente
igual
qué cosa sea exactamente lo que tengamos delante.
Pero esto acaso sea un
detalle menor. Lo medular aquí es que la representación se vuelve igual de
eficaz (o más) que
lo representado. Por otro lado, y finalmente, y así, como al pasar...: ¿qué
tanto se diferencia esta operación de la que se da en los
los noticieros?.