(IAR-Noticias)
28-Dic-05 EFE
A
pesar del incremento de las medidas de seguridad en la
frontera y de una serie de campañas informativas de
organizaciones pro-inmigrantes, el 2005 nuevamente dejó un
récord en el número de muertes de indocumentados en el
desierto de Arizona.
La
región de la frontera entre Arizona y Sonora (México),
conocida como el "corredor de la muerte", cobró este
año las vidas de 262 inmigrantes indocumentados, nueve más que
el año pasado.
Del total de fallecimientos, 210
se registraron el sector de Tucson, mientras que el resto se
registró en el sector de Yuma.
Gustavo Soto, portavoz de la
Patrulla Fronteriza sector Tucson, indicó que un factor
fundamental para el incremento de muertes fue la ola de
calor que afectó a la región durante el mes de julio.
Durante ese mes, y bajo
temperaturas que superaron los 110 grados Fahrenheit, 54
inmigrantes indocumentados perdieron la vida.
"Nuevamente se repite la misma
historia, nuevamente este año hemos superado el número de
muertes de inmigrantes", dijo Isabel García, abogada y
directora de la Coalición de los Derechos Humanos de Arizona.
García, al igual que
representantes de otros grupos pro-inmigrantes, ha
responsabilizado de estas muertes a la política migratoria de
los Estados Unidos.
"Cuando van a entender que más
muros, más agentes fronterizos, más tecnología, más camas en
los centros de detención, no van ha resolver el problema",
cuestionó García. "La respuesta del gobierno federal siempre
ha sido como si la inmigración ilegal fuera un problema
militar o criminal".
Con el propósito de salvar las
vidas de los inmigrantes indocumentados, este verano el
Departamento de Seguridad Nacional implementó por segundo año
consecutivo el Programa de Repatriación Voluntaria de
Inmigrantes Mexicanos.
Gracias al programa, que duró
aproximadamente tres meses, 20.000 mexicanos fueron
repatriados en vuelos comerciales hacia diferentes puntos del
país vecino.
De acuerdo con el gobierno
federal, el programa de repatriación voluntaria busca evitar
que los indocumentados queden a merced de los traficantes de
inmigrantes, conocidos como "coyotes", una vez que han
sido deportados a la frontera.
"Este programa ha sido muy
importante para nuestro sector, creo que los números lo dicen
todo", dijo Soto en entrevista con EFE.
Agregó que la participación
voluntaria de miles de personas en este programa habla sobre
su eficacia.
Soto enfatizó que si no hubiera sido por este programa y la
implementación de más vigilancia en la región
fronteriza el número de muertes hubiera sido mucho mayor.
En opinión del vocero, los
únicos responsables del incremento en el número de muertes de
los inmigrantes indocumentados son los "coyotes", quienes con
falsas promesas alientan a los indocumentados a "cruzar al
otro lado".
"Cuando entrevistamos a los
inmigrantes, la historia es casi siempre la misma, nos cuentan
que el contrabandista les mintió, que les dijo que sólo
caminarían por un día y que sólo necesitaban de un galón de
agua para cruzar el desierto", dijo Soto.
El costo del Programa de
Repatriación Voluntaria fue de 15 millones de dólares y fue
financiado en su totalidad por el gobierno de Estados Unidos.
Por su parte, el Gobierno de
México también intentó disminuir el número de muertes de
indocumentados a través de una campaña de anuncios
informativos en la que trató de convencer a sus connacionales
sobre el riesgo que corren al intentar cruzar la frontera.
Voluntarios de grupos
humanitarios como "No Más Muertes" llevaron a cabo diariamente
recorridos en el desierto durante el verano brindando ayuda a
los indocumentados que encontraban a su camino.
Por su parte el grupo Fronteras
Humanas colocó una serie de anuncios en la ciudad de Altar,
Sonora (México), lugar de reunión de los inmigrantes antes de
cruzar la frontera.
En estos carteles se mostraban
las largas distancias que debían caminar y se señalaban los
lugares donde esta organización ha colocado contenedores con
agua a los largo del desierto.
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