(IAR-Noticias)
30-Abr-05
Por Ana Baron - Clarín
Hace ya un año que el mundo
descubrió con horror la manera en que soldados de EE.UU. torturaban a iraquíes
en la prisión de Abu Ghraib. Hoy existen pruebas de que eso fue solo la punta
de un enorme iceberg. En una entrevista exclusiva con Clarín, Reed
Brody —el especialista de Human Rights Watch en este tema— dijo que actualmente
EE.UU. tiene campos de detención clandestinos como los que había en la
Argentina. Allí, los prisioneros son torturados con técnicas muy parecidas a
las que usaba la marina en la
ESMA. Más aún, Brody dijo que al menos 11 prisioneros "desaparecieron"
cuando estaban bajo la custodia de la CIA.
—¿Cómo saben que hay centros de detención clandestinos?
—Sabemos que por lo menos 11 presuntos miembros de Al Qaeda están o estuvieron
en manos de la CIA, en un centro clandestino. Presumimos que están vivos, porque
en el informe de la Comisión que investigo los atentados del 11-S cita los
interrogatorios que les hicieron. Pero nadie sabe dónde están.
—¿Son desaparecidos como en la Argentina?
—Sí, salvando las diferencias, el modelo es muy similar. Y la calificación
política también, porque es desaparición forzada. Es muy difícil que vuelvan
aparecer. Lo más probable es que fueron torturados.
—¿Piensa usted que los van a matar?
—Si los matan son asesinos. Uno de los detenidos, Khalid Shaikh Muhammed, fue
objeto de la tortura llamada "tabla de agua". Es decir, fue atado a una tabla
que hundieron en el agua para que piense que iba a morir ahogado. De hecho, la
CIA envió entre 100 y 150 prisioneros a países en Oriente Medio donde la tortura
es más usual. Maher Arar, un canadiense de Nueva York, fue detenido y enviado a
Siria, donde tras haber sido torturado con la picana eléctrica durante 10 meses,
fue liberado sin cargos.
—¿Cómo cree que se llegó a esta situación?
—Después del 11-S, Bush firmó una directiva declarando que los talibanes y los
miembros de Al Qaeda no serían considerados prisioneros de guerra y que,
consecuentemente, no estarían protegidos por la convención de Ginebra. Hubo un
debate sobre si eso era correcto en el caso del ejército regular de los
talibanes. Colin Powell y el comando militar decían que no, pero ganaron los
Rumsfeld. Luego el Departamento de Justicia envió a la CIA lo que se conoce como
el "Memo de la Tortura" con una definición de tortura limitada. Decía que el
dolor tenía que ser parecido al colapso de un órgano humano. En instrucciones
para el comandante de Guantánamo, (el jefe del Pentágono, Donald) Rumsfeld
aprobó luego el encapuchar, desnudar, colocar a los prisioneros en posiciones
incómodas y el uso de perros para intimidar. Ese tipo de tácticas fue adoptado
luego en la cárcel de Abu Ghraib.
—¿Cómo no hay ningún funcionario en prisión?
—Todos fueron promovidos, incluyendo a Rumsfeld, confirmado en su cargo, y a
Alberto González, ministro de Justicia. Pedimos que se nombre un fiscal
especial, pero quien debe nombrarlo es Bush y nosotros pensamos que fue el
presidente el que firmó una autorización para que la CIA pueda establecer los
centros clandestinos.