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(IAR-Noticias)
18-Nov-05
Soldado de EEUU hace
señal de victoria
sobre el cadáver de un torturado conservado en
hielo. (AP)
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El gobierno de Estados Unidos prohíbe la tortura en su territorio
pero, al mismo tiempo, mantiene prisiones secretas en varios lugares
del mundo en las que se violan los derechos humanos, coincidieron en
afirmar en España el experto Roberto Montoya y el activista Miguel
Ángel Calderón.
Por Tito Drago
- IPS
Ante las nuevas directivas del Departamento de Defensa de Estados
Unidos conocidas en la víspera de que "todo prisionero o detenido
será tratado de manera humanitaria" y de que los interrogatorios "se
lleven a cabo humanamente", Calderón reclama "gestos claros de que
(sus funcionarios) cumplirán los Convenios de Ginebra (para
prisioneros de guerra) y dejarán de torturar".
Para ello, "deberán juzgar de acuerdo a las leyes nacionales e
internacionales o poner en libertad a los detenidos. Además, en
todos los centros de reclusión deberán permitir el acceso a la Cruz
Roja, con lo cual tendrán que dejar de ser secretos los que todavía
lo son", añadió en conversación con IPS el director de comunicación
en España de la organización humanitaria Amnistía Internacional.
Precisamente Amnistía aportó testimonios concluyentes de la
existencia de un centro secreto e ilegal de detención en Yemen.
Salah Alí, Muhammad Bashmilah y Muhammad al Asad fueron detenidos en
ese país árabe por efectivos estadounidenses y tras año y medio de
prisión fueron liberados y entrevistados por miembros de esa
organización no gubernamental.
Según Calderón, esos casos indican que hay una red estadounidense de
centros clandestinos para interrogatorios y que la Agencia Central
de Inteligencia (CIA) de ese país no limita sus actuaciones a
detenidos de alto rango, sino de que su estructura para actuar "es
de mayor escala y más organizada de lo que se creía hasta ahora".
Por su parte, Montoya califica de "curioso" el anuncio de
Washington, porque "al mismo tiempo está intentando boicotear una
enmienda presentada por el senador (John) Mc Cain para que se
rechace la propuesta gubernamental de que haya excepciones en las
operaciones especiales de los servicios de inteligencia en el
exterior".
Mc Cain, del gobernante Partido Republicano, es veterano de la
guerra de Vietnam, donde fue capturado y torturado en prisión.
Por su parte, Montoya calificó de hipócrita el informe del gobierno
estadounidense, porque el presidente George W. Bush afirmó que su
país respeta las leyes de su país y las internacionales
"relevantes", pero luego se revelaron documentos internos del propio
Pentágono (Departamento de Defensa) que muestran que sus jefes
sabían de abusos a prisioneros en sitios como la cárcel de Abu
Ghraib, a su mando en Iraq.
Montoya, el especialista en relaciones internacionales que consultó
IPS por este asunto junto a Calderón, acaba de publicar el libro
titulado "La inmunidad imperial", en el que documenta las
actuaciones ilegales de efectivos militares y de inteligencia
estadounidenses fuera de ese país.
Este periodista, que hoy se desempeña como jefe de la sección de
noticias internacionales del diario madrileño El Mundo, sufrió en su
país de origen, Argentina, prisión y torturas durante la dictadura
militar de 1966 a 1973.
Se exilió en París en 1976, cuando los militares perpetraron otro
golpe de Estado e iniciaron un régimen criminal que duró hasta 1983,
después se trasladó a España y en 1992 se incorporó a El Mundo.
En su libro documenta la existencia de informes escritos "de puño y
letra" por el secretario de Estado de Estados Unidos, Donald
Rumsfeld, "dando luz verde", autorizando las torturas, que
confirmaría que los casos de abusos a los derechos humanos no fueron
excepciones sino que se perpetraron por órdenes superiores en Iraq,
Afganistán y en el enclave militar de Guantánamo en Cuba.
Las actividades de la CIA se realizan también a través de firmas
privadas, según Montoya, quien las califica de "empresas tapaderas",
o recurriendo a ex agentes suyos como testaferros y utilizando
aviones civiles para el traslado de los detenidos ilegalmente.
Además, el periodista entiende que hay una creciente privatización
de las guerras y recuerda que ya en el gobierno de George Bush
(1989-1993), padre del actual presidente, Dick Cheney pidió un
estudio sobre los beneficios que significaría para las Fuerzas
Armadas privatizar los servicios.
En la actualidad, con Cheney en la vicepresidencia del país, las
fuerzas estadounidenses son apoyadas sólo en Iraq y Afganistán por
más de 20.000 mercenarios, añadió.
También Montoya transcribe casos muy concretos, como la detención
ilegal en 2003 en el centro de la ciudad italiana de Milán del
religioso musulmán Abu Omar. Fue secuestrado en pleno día por 13
hombres, a los que finalmente se pudo identificar analizando por
orden del juez las llamadas desde teléfonos móviles.
La investigación permitió identificar que todos los secuestradores
eran agentes de la CIA, quienes trasladaron a Abu Omar a Egipto en
un avión que partió de la base militar estadounidense de Aviano.
Finalmente el religioso apareció detenido en Egipto, su familia lo
visitó y recibió su testimonio en el que asegurar haber sido
torturado tanto en Aviano como en la cárcel egipcia.
Aunque los 13 agentes fueron identificados, el gobierno de Estados
Unidos se negó a entregarlos para que fueran juzgados en Italia.
Otro caso que el periodista de El Mundo documenta en su libro y que
involucra a España es la detención de un ciudadano alemán de origen
libanés, apresado en Macedonia cerca de la frontera con Serbia y
llevado a Afganistán y luego a Iraq, donde fue torturado y liberado
tres meses después.
La misma víctima declaró que el avión en que fue trasladado hizo una
escala en Palma de Mallorca, ciudad ubicada en las Islas Baleares,
frente a las costas españolas del mar Mediterráneo.
Ese dato le permitió a Montoya descubrir y publicar la foto de los
tres aviones civiles utilizados por la CIA. En los registros de los
aeropuertos españoles de Palma de Mayorca y de las Islas Canarias,
frente a la costa noroccidental de África, quedaron registradas las
matrículas de los aviones.
"Yo sabía por conversaciones con pilotos de líneas aéreas que entre
ellos hay muchos que tienen la aficción (hobby) de hacer fotografías
a los aviones y 'colgarlas' en una (página) web", relató Montoya.
Con esa información, se puso a buscar las fotografías en los sitios
de Internet hasta que descubrió las tres copias en las que constaban
las matrículas respectivas y así las publicó en su libro.
Asimismo, investigó sobre las empresas privadas que colaboran con la
CIA y encontró varias británicas y alguna sudafricana, además de las
estadounidenses. "Y también me encontré que la discriminación racial
llega a ese sector, donde se paga menos a los negros e indígenas que
a los blancos angloamericanos", puntualizó.
En el libro "La impunidad imperial" aparecen descriptos numerosos
secuestros realizados por la CIA, docenas de vuelos que han pasado
por aeropuertos españoles y de otros países y numerosa documentación
del gobierno de Bush.
También se transcriben investigaciones internas de Estados Unidos,
memorandos y circulares del Pentágono, consultas y respuestas de
asesores legales acerca de cómo aplicar "técnicas de
interrogatorios" o negar el derecho a acogerse a las Convenciones de
Ginebra a los detenidos, sin caer en manos de los propios tribunales
federales de ese país o de la Corte Penal Internacional.
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