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(IAR-Noticias)
19-Nov-05 EFE
La filtración de
que la CIA mantiene en muchos países centros antiterroristas que colaboran con
los servicios secretos locales demuestra cómo la guerra contra el terrorismo
obligó a EEUU a cambiar el "modus operandi" de su espionaje.
El Gobierno del presidente George W.
Bush ha indicado en varias ocasiones que "ha sacado de circulación a unos 3.000
terroristas", y un alto mando de la CIA, en testimonio ante el Congreso, dijo
hace meses que, prácticamente, cada captura o liquidación de un supuesto
terrorista afuera de Irak desde septiembre de 2001 fue resultado de la
colaboración con los servicios secretos de otros países.
El diario "The Washington Post", que
hace dos semanas reveló la existencia de centros clandestinos de la CIA para la
detención e interrogatorio de sospechosos en al menos ocho países, publica hoy
la presencia de centros de inteligencia antiterroristas financiados por la
Agencia Central de Inteligencia y dotados de personal local.
Las dos operaciones son separadas y
difieren en cuanto a su margen legal: los centros de detención e interrogatorio
son clandestinos. Su funcionamiento está al margen de las leyes de EEUU y,
probablemente, de las leyes de los países huéspedes.
Los centros de inteligencia
antiterrorista (CTIC, por su sigla en inglés), en cambio, representan una
ampliación sin precedentes de la colaboración de la CIA con los servicios de
espionaje y policía política de los países huéspedes, algunos de los cuales
Washington denuncia como infractores de los derechos humanos.
En París funciona un CTIC
multinacional en el que participan representantes de EEUU, Francia, Reino Unido,
Alemania, Canadá y Australia. Otros CTIC existen en varios países de Europa,
Oriente Medio y Asia.
El modelo para estos CTIC, según los
funcionarios de los servicios de inteligencia no identificados que cita el
"Post", provino de los centros de coordinación que EEUU mantiene en América
Latina y el este de Asia para la lucha contra el tráfico de drogas.
Y el origen de esta cooperación sin
precedentes de la CIA con sus pares locales, está en un decreto firmado por el
presidente George W. Bush seis días después de los atentados del 11 de
septiembre de 2001 en Washington, Nueva York y Pensilvania.
En los dos años siguientes, el
presupuesto de operaciones de la CIA se ha multiplicado por 2,5 y este servicio
secreto ha impulsado vínculos con otros servicios secretos extranjeros aun
cuando haya disputas agrias entre la Casa Blanca y los gobiernos respectivos,
como las ha habido con Francia o Uzbekistán.
Los informantes explicaron al "Post"
que, en muchos casos, el dato inicial sobre el paradero de un miembro de la red
terrorista Al Qaida puede provenir de la CIA, pero en la mayoría de los casos
las operaciones de captura se han organizado en los CTIC y las han llevado a
cabo agentes del país anfitrión.
De esta manera, la CIA, que cuenta
con una pequeña fuerza para operaciones clandestinas, y puede coordinar algunas
operaciones con las Fuerzas Especiales de EEUU, ha logrado varios de sus éxitos
sin dar la cara.
Desde que en septiembre de 2001 el
presidente Bush lanzó su "guerra global contra el terrorismo", el Pentágono ha
incrementado su contingente de fuerzas especiales y cuanta ahora con unos 54.000
soldados instruidos para operaciones clandestinas de infiltración, demolición,
sabotaje y capturas subrepticias.
Esta modalidad de lucha contra el
terrorismo es usada también por la Agencia de Seguridad Nacional -que se
especializa en el espionaje electrónico- y que estableció una dirección de
asuntos internacionales que ahora maneja el intercambio de información y equipo
con unos 40 países.
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