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(IAR-Noticias) 16Mar04 Fuente:
Periodista Digital
Zapatero
lo había dicho
muchas veces durante la campaña, pero los medios de comunicación internacionales
jamás le dieron la menor importancia porque muy pocos creían que pudiera ganar.
Ocurrió la masacre del 11-M,
llegó después el vuelco electoral del 14-M y ha bastado que José Luis Rodríguez
Zapatero afirmara en su primera entrevista periodística -concedida como no podía
ser menos a la Cadena SER- que los soldados españoles en Irak
«regresarán antes del 30 de junio», para que se produzca una conmoción
internacional..
Escribe Alfonso Rojo
en El Mundo que en el propio Irak y desde primera hora de la mañana del
lunes, las palabras de Zapatero desataron todo tipo de comentarios,
especialmente entre los mandos militares de la Coalición. Para enterarse de que
se les ordenará retornar a casa dentro de tres meses, si la ONU no se hace
cargo de Irak antes del 30 de junio, las tropas españolas no han tenido
necesidad de sintonizar la BBC, que abría sus noticieros con la noticia y una
lapidaria frase del líder socialista: “The war in Irak Wad a disaster, the
occupation of Iraq is a disaster".
Tampoco han tenido que ver
los informativos de la CNN, que arrancaban subrayando que promesa de luchar
contra el terrorismo hecha por Zapatero, va pareja al plan de repatriar a los
1300 soldados a finales de junio. Ni siquiera han tenido necesidad de entrar en
Internet, algo que está al alcance hasta de las unidades destinadas en Diwaniya
o Nayaf y visitar la Web del New York Times o la del Washington Post. Ambos
diarios llevaban el tema en sus portadas.
A los españoles destinados
en Irak les ha bastado ponerse enfrente del televisor y seguir durante unos
minutos la programación de TVE Internacional, que se capta en todos los sitios,
emite 24 horas y ha dado en directo la primera rueda de prensa del vencedor en
las elecciones del domingo El que el líder del PSOE puntualizara que, antes de
dar la orden, lo comunicará a los socios y a todas las fuerzas políticas, no ha
tranquilizado aquí a nadie.
Aunque entre ellos hablan y
mucho, los militares son por tradición parcos en palabras hacia el exterior y
tienden a evitar las declaraciones a la prensa. No habrá frases altisonantes, ni
generales que muestren descontento, pero la simple posibilidad de que el nuevo
Gobierno socialista ponga abruptamente fin a la misión en Irak, molesta,
disgusta, desazona y crea un hondo malestar.
Por muchas razones, entre
las que destaca la gestión de la tragedia del Yak-42, buena parte de los
militares de carrera no tenían especial aprecio al ministro Federico Trillo.
Dicho esto, es importante reseñar que la mayoría considera muy positiva la
participación española en la pacificación y reconstrucción de Irak. Desde el
punto de vista profesional, se trata de una misión de mucha más entidad y
relevancia que otras, aparentemente similares, como Bosnia, Kosovo o Afganistán.
No se descartaba que, a
partir de junio, España asumiera el mando de la División Multinacional que ahora
ostenta Polonia. Ahora lo que resta es esperar, ojo avizor y atentos a lo que
decida George Bush en Washington. Escribe Carlos Fresneda en El Mundo que los
grandes periódicos norteamericanos, interpretan el batacazo electoral del PP
como un golpe contra la política exterior de Bush.

Ayer, pocas horas después de
que Zapatero hiciera sus anuncio en Madrid, el presidente de EEUU llamó
personalmente al líder socialista para felicitarle por el triunfo electoral y
expresarle su deseo de «trabajar juntos, particularmente en el compromiso
compartido de luchar contra el terrorismo».
Las palabras conciliatorias
contrastaron con la preocupación interna ante el futuro de la alianza tejida por
Bush, Blair y Aznar ante la Guerra de Irak. McClellan afirmó que la hipotética
retirada de las tropas españolas no afloró en la primera y breve conversación
telefónica con Zapatero. «Fue más bien una llamada de felicitación», puntualizó
el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.
Scott McClellan evitó
responder sobre las críticas directas de Zapatero a la política exterior de Bush
y sobre el impacto que tuvieron en el resultado electoral los brutales atentados
del 11-M. «Los terroristas atacan indiscriminadamente», dijo McClellan, que
evitó pronunciarse sobre la supuesta autoría de los atentados. «Lo que quieren
es extender el miedo y el caos».
La onda expansiva del 11-M y
la derrota del aliado de Bush han causado un grandísimo impacto en la política y
en la sociedad norteamericanas, tan impermeables a lo que ocurre al otro lado
del Atlántico. Por primera vez en muchos años, los resultados de una contienda
electoral en Europa se han convertido en primerísima noticia en los telediarios,
en apertura a cinco columnas en los grandes periódicos.
«Un golpe para Bush»,
titulaba ayer el analista del The New York Times David E. Sanger, que destacó el
rechazo de los votantes a la Guerra de Irak y la sensación de «vulnerabilidad»
que ha cundido en España por el apoyo incondicional de Aznar a Bush en su guerra
contra el terror.
Los últimos acontecimientos
en España se han convertido incluso en arma arrojadiza en la incipiente campaña
electoral americana.El domingo por la mañana, el vicepresidente Dick Cheney
atacaba al candidato demócrata John Kerry por su negativa a combatir el
terrorismo con mano militar. «Lo ocurrido en España nos hace recordar que hay
gente malvada en el mundo, capaz de cualquier atrocidad y de tomarse vidas
inocentes», dijo Cheney. «La única manera de combatir el terror es con la ayuda
de los aliados», replicó Kerry, tras recordar el «hostigamiento» de Bush a
países como Francia y Alemania.
Las elecciones en España
saltaron ya a primerísimo plano el domingo, cuando la Casa Blanca contaba con
una victoria del PP. La propia consejera de Seguridad, Condoleezza Rice,
vaticinó que los españoles respaldarían «el fuerte y buen liderazgo de Aznar» y
que no se iban a «dejar intimidar» por el terrorismo. La Administración de Bush
consideraba incluso que, en el caso de un atentado terrorista de gran magnitud,
Europa se aproximaría más a la estrategia de «guerra contra el terror»
auspiciada por la Casa Blanca.
Los resultados electorales
en España han demostrado justo lo contrario, y los estrategas de Departamento de
Estado andan ahora dándole vueltas a la manera de hincarle el diente al nuevo
mapa de la Vieja Europa.
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