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(IAR-Noticias) 20Mar04
Bin Laden es una pieza
valiosa dentro de la estrategia de Bush, no solamente como justificativo
usual de operaciones psicológicas con el terrorismo sino también como
elemento clave para la campaña por la reelección presidencial en noviembre.
Desde el 11-S en adelante
las apariciones mediáticas de Bin Laden con sus clásicas amenazas
terroristas a Europa y a EE.UU. fueron incontables. Su metodología fue siempre
la misma: aparece, amenaza con atentados y con la "guerra santa", y
luego desaparece tan misteriosamente como había llegado, y sin que sus
operaciones anunciadas se concreten.
Las dos invasiones
militares que EE.UU. realizó después del 11-S, Afganistán e Irak, tuvieron
como protagonista central a la mítica figura del "terrorista fantasma",
cuya supuesta presencia en esos países sirvió de justificativo, particularmente
en Afganistán, para lanzar los misiles y la invasión militar sobre esas
tierras.
Luego de Afganistán
comenzaron a difundirse las más diversas teorías sobre Bin Laden, que habría
muerto en combate, que el Pentágono
lo tendría
acorralado, quizás apresado, o quizás ya habría
negociado su entrega, o tal vez negoció antes y la CIA quebró el pacto y
decidió capturarlo,
entre otras versiones.
Con
uno u otro argumento la prensa internacional, habitual difusora de las
estrategias comunicacionales de la CIA, mantuvo viva la leyenda de Bin Laden y
de la Red Al Qaeda. Pero lo cierto, lo verificable históricamente, es que la
figura terrorista de Bin Laden, desde el 11-S en adelante, sirvió de argumento
principal para infinidad de operaciones mediáticas orientadas tanto a
mantener viva la presencia "amenazante" del terrorismo árabe como para justificar
invasiones o aumento del presupuesto militar estadounidense para "combatir al
terrorismo".
Bin Laden es una
suerte de
"carta en la manga" que Bush y sus asesores del lobby judío utilizan,
cada vez que precisan anudar consenso internacional o movilizar el
nacionalismo estadounidense, a favor de sus operaciones o planes de
conquista militar para hacer negocios.
Esto, de alguna manera,
explica porqué Bin Laden nunca apareció, ni fue capturado, ni se pudo certificar
su presunta muerte en las montañas de Afganistán. Para los expertos, un Bin
Laden en la clandestinidad es mucho mas valioso para EE.UU. que un
Bin Laden capturado, como Saddam, cuyo apresamiento como utilización política no le sirvió de nada a Bush para subir en las encuestas.
Pero últimamente,
el uso de la leyenda Bin Laden sufrió un giro novedoso, que
sorprendió, incluso, a los estudiosos que contabilizan y analizan las maniobras
de Bush y los halcones con Al Qaeda y el barbudo mítico.
En los primeros día de marzo
de este año
las agencias
internacionales comenzaron
a bombardearon
con "noticias" que aseguraban que EE.UU. y Pakistán
tenían presuntamente "acorralado"
al líder de Al Qaeda, y a
su "número dos" el egipcio Ayman
Al Zawahiri, en la región tribal afgano-paquistaní de Konar, desde hace varias
semanas.
Por la misma época surgió la
versión de su
presunta captura por la agencia estatal iraní IRNA, que fue atribuída a
una maniobra mediática de los servicios iraníes en componenda con la CIA.
IAR-Noticias, en un informe
fechado el 1 de marzo (Ver:
Bush, la CIA y las teorías
sobre la captura de Bin Laden), había adelantado que la Casa
Blanca decidió incorporar a Bin Laden dentro de la campaña de Bush por su
reelección presidencial en noviembre.
En
ese informe se sostenía que por esos días, en los
extramuros del poder republicano de Washington
circulaba una
muletilla, casi un eslogan secreto:
si aparece Bin Laden en escena, Bush
gana las elecciones.
En
ese punto coincidían casi todos los expertos
consultados por nuestra publicación, la mayoría de los cuales
sostenía que la
"carta Bin Laden"
iba ser jugada nuevamente por Bush
y los halcones, casi en forma inexorable. El problema a determinar, era cuándo, dónde y cómo.
También se sostenía en ese
informe de IAR-Noticias del 1 de marzo, que, al contrario
de lo que estaba tratando de "hacer creer" la CIA sobre la captura de Bin Laden,
era posible que éste apareciera con atentados
reales a blancos estratégicos
situados en EE.UU. y en países como Francia, Alemania y Gran Bretaña.
Nuestras apreciaciones se
corroboraron con los atentados en Madrid de la semana pasada, pero
curiosamente fue una supuesta célula de Al Qaeda quien se atribuyó
los atentados, llamando la atención de los expertos el silencio de radio
mantenido por Bin Laden sobre los mismos.

La nueva
maniobra con Bin Laden
No hay ninguna duda para los
asesores de Bush que si la psicosis terrorista dura hasta
noviembre, Bush va ganar cómodamente las elecciones.
Los atentados de Madrid, y la
posterior psicosis terrorista que se extendió por toda la geografía europea,
paralizó la oposición contra Bush quien hizo una reaparición triunfal y
rodeado de soldados anunciando una nueva escalada de la guerra contraterrorista
en el mundo (Ver:
Bush reapareció como el presidente de la guerra
contraterrorista).
Sugestivamente desde hace dos
días comenzó circular información anunciando que Pakistán había lanzado una
operación destinada a capturar al lugarteniente de Bin Laden,
Ayman al-Zawahri, un
médico egipcio considerado el "cerebro" de Al Qaeda, que la CIA señala como una de las figuras clave tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra
Estados Unidos.
¿Y porqué su mano derecha
al-Zawahri,
y no el propio Bin Laden, quien supuestamente se encuentra acorralado en
la misma región por las fuerzas norteamericanas?
Los expertos consultados
coinciden en un punto: Bush y sus asesores habrían planeado armar un golpe de
efecto electoral con la captura del segundo de Bin Laden, preservando al
líder de Al Qaeda como reaseguro para una operación de mayor envergadura
más próxima a las elecciones de noviembre.
Esto es, la posible captura de
al-Zawahri le
serviría a Bush y a los halcones para dos finalidades: demostrar la
eficiencia militar de Bush con la captura, y luego sondear el efecto que
pueda tener en las encuestas y en la opinión internacional el
apresamiento del lugarteniente de Bin Laden.
De esta manera, conservarían
la "captura de Bin Laden" como una carta a jugar en caso de que
Kerry, pese a las alarmas terroristas, consiga nuevamente sacarle ventajas a Bush
en las encuestas de aquí a noviembre.
Informaciones de fuentes
confidenciales de Washington sostienen que los demócratas y el equipo de Kerry
planean una contraofensiva muy fuerte orientada a demostrar que Bush y su
gasto militar son el principal causante del déficit de la economía
norteamericana.
Para los especialistas no cabe
ninguna duda de que si Bush no consigue remontar en las encuestas, si la
oposición (de la que ahora se libró) lo vuelve a acorralar contra las cuerdas,
los ataques terroristas de Al Qaeda contra blancos de Europa, principalmente
Francia, Inglaterra e Italia, se concretarán inexorablemente, extendiéndose
incluso a EE.UU..
Y en ese posible contexto
de terror, la captura de Bin Laden puede jugar un papel fundamental en el
objetivo de Bush y el lobby judío de seguir controlando el poder y los
negocios de la Casa Blanca.
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