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(IAR-Noticias) 16En04
El
Pentágono y su jefe, Donald Rumsfeld, incrementaron
su presión
sobre la Casa Blanca para que ordene acciones militares puntuales contra Siria,
según lo informado por el servicio de prensa para Oriente Próximo 'Al Bawaba', con
sede en Londres.
Diversos medios del
mundo árabe
difundieron y se hicieron eco de la
información que pone nuevamente a Siria en la
mira de
los halcones
norteamericanos.
El informe se basa en un
reciente memorándum del Pentágono dirigido al Consejo Nacional de Seguridad (NSC)
en el que se insiste en los contactos entre el Gobierno de Damasco y los grupos
"terroristas" chiítas que operan en Irak.
En el documento
se
asegura que los "terroristas", entre los que incluye a los miembros del
movimiento Hezbolá, "siguen cruzando la frontera desde Siria a Irak" para
contactar con los grupos chiítas que luchan contra las fuerzas de ocupación de
EEUU.
Finalmente el
documento solicita a Bush el lanzamiento de ataques aéreos punitivos e
incursiones de fuerzas especiales en territorio sirio
Los altos jefes de
Defensa, según las
mismas fuentes, están interesados en que la intervención militar contra
el país árabe se base en acciones concretas, pero no en
un ataque masivo similar al lanzado sobre Irak.
Según la CIA, el Mosad israelí
y el servicio de inteligencia británico allí se encuentra el cuartel general
estratégico de todos esos grupos a los que ya se supone
están actuando en todas las
ciudades iraquíes.
Las fuentes
difusoras de la información señalan que la nueva
iniciativa de los halcones contra Siria es rechazada
por el jefe del Estado Mayor conjunto, general Richard
Meyers, y por el Secretario de Estado Colin Powell,
quien mantiene disputas internas con el jefe del
Pentágono.
El
"objetivo
Siria"
La identificación de Siria
como un país "terrorista" no es nueva.
A solo una semana de la ocupación militar de Irak EEUU lanzó un
escalada amenazante contra Siria por medio de
Rumsfeld y los halcones, que generó una crisis
entre el ala "negociadora" del gabinete, encarnada en Powell, y los "duros" que
se nuclean alrededor del secretario de Defensa.
Después que sus tanques ingresaron
a Bagdad el presidente norteamericano intensificó
su presión sobre Siria para que se abstenga de ayudar a integrantes del
régimen iraquí de Saddam Hussein.
Bush
le advirtió entonces que "coopere con la Casa Blanca",
quien había acusado al gobierno sirio de apoyar a
grupos extremistas y de tener armas químicas.
El secretario de Relaciones
Exteriores de Gran Bretaña, Jack Straw, en sintonía con la nueva
estrategia imperial, dijo el lunes que Siria debe demostrar a su país, a Estados
Unidos y al resto de la comunidad internacional que ha cortado sus lazos con
el ex régimen de Saddam Hussein.
ColinPowell
y el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld (olvidando sus
rencillas internas) exigieron la cooperación de Siria con las gestiones de su
gobierno para capturar y castigar a funcionarios de alto rango del
gobierno de Saddam.
Por su parte, el portavoz
de la Casa Blanca, Ari Fleischer, se refirió a la cuestión diciendo que
estas acusaciones adquieren sustento dentro de un contexto histórico de diversos
informes elaborados por la inteligencia norteamericana.
Rumsfeld y Fleischer mencionaron un informe de la CIA , cuya conclusión decía
que Siria "ya está en posesión de gas neurotóxico, pero
que "ahora está tratando de elaborar agentes neurotóxicos más tóxicos y
persistentes".
La consejera para Seguridad Nacional del presidente Bush,
Condoleezza Rice, aseguró que "todas las opciones están abiertas",respondiendo
a un periodista que le consultó si la vía militar era posible también con Siria.
El secretario de Relaciones
Exteriores de Gran Bretaña, Jack Straw, en sintonía con
los halcones, dijo que Siria debe demostrar a su país, a Estados Unidos y
al resto de la comunidad internacional que ha cortado sus lazos con el ex
régimen de Saddam Hussein.
La escalada verbal contra Siria tomó un nuevo giro
cuando la Casa Blanca, por boca del secretario de Estado , Colin Powell salió
a bajar el tono de las acusaciones y dijo que "ahora mismo no hay planes
de ir a atacar a alguien más, ni con el objetivo de derrocar a sus líderes ni
con el objetivo de imponer valores democráticos".
Las aclaraciones de Powell negando que hubiera una una eventual
nueva guerra contra Siria, se conocieron el mismo día en que un informe del
diario británico The Guardian que, citando
fuentes de los servicios de Inteligencia estadounidenses,
afirmó que fue la Casa Blanca la que frenó los planes militares contra
ese país que estaba desarrollando el Pentágono.
La creciente
presión internacional en contra que generaron las amenazas motivó que la Casa
Blanca,
escuchando el consejo de los "moderados", saliera a "enfriar"
la situación de tensión desatada con Siria.
La
"teoría de los bolos"
La
nueva puesta en marcha del
"objetivo Siria"
se produce en un contexto marcado por el accionar de la resistencia iraquí
(el Pentágono reconoció la muerte de 500 soldados desde la ocupación de Irak) y
la campaña electoral por la reelección de Bush, cuya imagen en las encuestas
decae
con cada
soldado norteamericano que muere.
Hace dos
días Edward
Kennedy acusó al presidente Bush de
valerse de la guerra de Irak
para tratar de conseguir su reelección, haciendo público lo que piensa todo el
arco demócrata y una gran porción de la opinión pública norteamericana.
En ese sentido
parece orientarse la actual ofensiva del Pentágono contra Siria,
acusada de dar refugio a los combatientes contra EEUU en Irak por
parte de los halcones.
Fuentes políticas del gobierno Sirio hablan de una nueva
conspiración del lobby judio norteamericano y la derecha israelí en el
Pentágono (similar a la lanzada en abríl pasado) orientada
a crear un efecto dominó de la caída de Irak sobre el resto de las
naciones árabes del Medio Oriente.
Se refieren concretamente al grupo de funcionarios de Defensa y de la Casa
Blanca liderados por Donald Rumsfeld, y que integran entre otros el
vicepresidente Cheney, la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza
Rice; el segundo de Rumsfeld, Paúl Wolfowitz; el Secretario Adjunto
de Estado para Control de Armas John Bolton; y
Douglas Feith, que es actualmente el tercer funcionario en importancia del
Pentágono.
Según un artículo publicado en The Nation, por Jason Vest en
septiembre de 2002 este grupo, de creciente influencia en el Estado
norteamericano, forma parte del Instituto Judío de Asuntos de Seguridad
Nacional (JINSA por sus siglas en inglés) y el Centro de
Política de Seguridad (CSP).
De acuerdo al informe de Vest, "docenas de sus miembros han ascendido a puestos
poderosos en el gobierno," en la actual administración de EE.UU., donde,
"diligentes y persistentes, han logrado combinar una serie de temas –apoyo a la
defensa nacional de misiles, oposición a los tratados de control de armas,
defensa de costosos sistemas de armas, ayuda con armas a Turquía y en general el
unilateralismo estadounidense –en una línea dura, con el apoyo de la derecha
israelí que se encuentra en su centro."
Para este grupo, según el columnista, "la guerra total, y el cambio de
régimen que es necesario en todo caso en Irak, Irán, Siria, Arabia Saudí y la
Autoridad Palestina, es un imperativo urgente".
Este lobby defiende abiertamente la intervención militar en todo el mapa de
Medio Oriente para eliminar "la amenaza árabe a Israel". Y sostiene que
Israel y Turquía son los únicos verdaderos Estados-naciones de la región y han
estado pronosticando la desintegración de algunos Estados árabes desde la
primera Guerra del Golfo.
Brian Whitaker, columnista de The Guardian, publicó un documento del año 1996
con el título "Un cambio nítido: una nueva estrategia para asegurar el
territorio nacional," escrito por el grupo JINSA para aconsejar al entonces
primer ministro entrante israelí Benjamin Netanyahu.
Whitaker ubica en este documento las raíces de la "teoría de los bolos"
del Oriente Medio, según la cual un golpe dirigido contra Irak
podría derribar varios regímenes árabes del Medio Oriente.
La misma teoría la repiten ahora poniendo en el centro a Siria y a las
organizaciones extremistas árabes que combaten a la ocupación militar de EEUU en
Irak.
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