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(IAR-Noticias) 19En04
Después
que el contraterrorista de la CIA Paúl Bremer, administrador civil de la
ocupación, anunciara una
liberación de presos iraquíes que ayudara a "pacificar a Irak", la
resistencia iraquí inició una escalada de ataques cuya acción más
contundente se realizó ayer domingo, justo frente a sus oficinas administrativas
en la llamada "zona verde" de Bagdad.
La explosión de un
coche-bomba frente al cuartel de las fuerzas
de ocupación encabezadas por Estados Unidos, el domingo18, provocó
25 muertos y al menos 130 heridos. según fuentes de la policía iraquí citadas por
las agencias.
Este demoledor ataque fue
precedido por un atentado con bomba, el sábado 17, contra una patrulla de EEUU
al norte de Bagdad que dejó tres soldados de EEUU y tres policías iraquíes
muertos.
Al anochecer del domingo 18
estalló una bomba
cerca del mausoleo del imán Abbas, en la ciudad santa chiíta de Kerbala,
dejando al menos trece personas heridas algunas de gravedad, consignaron
varias agencias.
La explosión contra las
oficinas de Bremer se produjo en una de las entradas principales de la "Zona
Verde", que fuera uno de los palacios de Sadam Husein y actualmente es el
cuartel general de la administración que comanda Estados Unidos.
La zona cuenta con medidas de
seguridad extremas, y frente a la sede se hallaban iraquíes cipayos haciendo
cola para postularse a empleos tanto en la administración civil como en las
fuerzas de seguridad de la ocupación norteamericana.
El contraterrorista de la
CIA que administra Irak, tanto como la Casa Blanca habían señalado a
principio de año que la liberación de
los prisioneros es un gesto que busca la reconciliación del país, y fue
anunciada con bombos y platillos por el propio presidente Bush.
Simultáneamente, se iniciaba
una feroz cacería contra partidarios y militantes de la resistencia
iraquí, con redadas gigantescas y con escuadrones de la muerte que ya han
asesinado a decenas de personas por todo el país.
Las agencias y diarios
internacionales, que solo difunden información oficial de la fuerzas de
ocupación, callaron esta masacre cuya magnitud solo fue revelada por el
corresponsal de La Jornada, Robert Fisk.
Por un lado los ocupantes de
Irak intentaron crear "consenso social y político" favorable liberando
prisioneros, y por el otro implementaron operativos militares deteniendo a
centenares de civiles calificados como "partidarios de Saddam", entre los cuales
figuran mujeres y niños sospechados de "terroristas"
Estas operaciones represivas
en masa contaron con la complicidad del
Gobierno provisional iraquí, un engendro institucional controlado por la CIA,
quién detalló las medidas que tomará para "limpiar la administración" de
los antiguos miembros del partido Baas de Sadam Hussein.
Preguntado por la identidad
de los autores del atentado de ayer, el portavoz del Consejo de Gobierno iraquí,
Hamid al Kifai, apuntó: "Todos los terroristas son aliados. (El ex presidente
iraquí) Sadam Husein es un terrorista, no hay duda. Son aliados, que coordinan o
no sus operaciones, ya que el terrorismo es una única nación".
Las
organizaciones de derechos humanos señalaron por su lado que EEUU está está
convirtiendo a los centros clandestinos de detención, en un
"gigantesco Guantánamo".
Diversas
organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos señalaron que
miles de personas se encuentran detenidas en cárceles abarrotadas y en
condiciones antihigiénicas, sin ningún tipo de acusación formal.
El ataque de ayer, el más
feroz desde la captura de Saddam, se produce dos días antes de que Bush
pronuncie un discurso electoral en Washington, y
un día después de que
EEUU anunciara que está dispuesto a "ajustar sus planes para la transferencia de
poder en Irak".
El ataque en el corazón de
la capital iraquí se produjo un día antes de una reunión clave en Nueva
York entre las Naciones Unidas, el Consejo de Gobierno Iraquí y responsables
británicos y estadounidenses para analizar el futuro político del país.
En la reunión participarán
Paul Bremer, el administrador estadounidense de Irak, su colega británico Sir
Jeremy Greenstock y una delegación del payasesco Consejo de Gobierno iraquí
establecido por Washington.
Ante la creciente escalada
de la resistencia en Irak, Bush y los halcones intentan conseguir la ayuda
de las Naciones Unidas en sus planes para la formación de un Gobierno
provisional en Bagdad, tal cual lo exige la mayoría chíita.
Estados Unidos cree que un
apoyo de la ONU a su plan de transferencia de poder detendrá la creciente
oposición de la mayoría chiíta en Irak, en especial del más influyente clérigo,
el Ayatolá Sistani (un fundamentalista proiraní y made in CIA) quien ha exigido
elecciones directas.
Esta maniobra busca dividir
a los chíitas de los grupos iraquíes que responden al encarcelado ex
presidente iraquí Saddam Hussein, y con ello el debilitamiento del frente de la
resistencia iraquí que hasta ahora operó en bloque contra las fuerzas de
ocupación anglonorteamericanas.
Pero el secretario general
del organismo, Kofi Annan, aduciendo el ataque contra las oficinas de la ONU en
Bagdad, ocurrido en agosto con un saldo de 22 muertos, se muestra reacio que
la ONU refrende oficialmente el proceso que
prevé el traspaso del poder a los iraquíes el 1 de julio.
Por otra parte Francia,
Alemania y Rusia se oponen a que la ONU respalde la ocupación de Irak hasta
tanto Bush y su gobierno otorguen garantías de que sus bancos y empresas puedan
participar del festín de la "reconstrucción de Irak" hasta ahora hegemonizado
por consorcios anglonoteamericanos.
Todas las señales indican de
que a Bush Irak se le está convirtiendo en su fosa electoral.
El Pentágono anunció la semana
pasada que las cifras de soldados USA muertos en Irak asciende a 500, y esto
posibilitó una ofensiva generalizada contra él por parte de sus rivales
demócratas.
El ex presidente
estadounidense Jimmy Carter elogió ayer al aspirante demócrata Howard Dean por
su "valiente y honesta" oposición a la guerra en Irak, en la antesala de la
primera etapa para elegir al candidato de la oposición rumbo a las elecciones
presidenciales de noviembre.
Después del alza de la
popularidad W. Bush, tras la captura de Saddam Hussein, su nivel de
aprobación cayó 50 por ciento, según informa hoy el diario The New York Times.
De no mediar alguna
"aparición en serio de Bin Laden" demoliendo estructuras por Europa o EEUU,
la suerte electoral de Bush parece no tener retorno.
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